La lectura me ha parecido deliciosa. Muy bien logrado el cambio del escenario realista de los dos primeros, con sus estaciones de tren, de metro, sus calles, sus restaurantes y cafeterías, los estudios de grabación, etc..., al onírico, y no menos real del tercer cuento. Si me apuras, casi me parece mas real el último, por cuanto apela directamente al interior de todos nosotros. Ese cambio hace dinámica la narración.
El primer impulso que tuve al terminar, fue lanzarme a leer el libro de Tomas Moro, que me avergüenzo de decir que no he leído. Si, en cambio tuve que traducir La República de Platón, cuando estudiaba la carrera. Pero entonces, me preocupaba mas de las partes filológicas, que del contenido. Y me ha gustado mucho que hayas extrapolado a la realidad de una ciudad, lo que son sentimientos y actitudes de bondad personales, que de nada sirven si no se comparten. Por eso el libro me parece redondo, como completando un circulo de introspección hacia el exterior. Ya se que es una forma un poco tosca de decirlo, pero no se me ocurre otra (yo no soy como otros, que son escritores).
Muy gracioso el formato cuento, y la constante alusión al mundo infantil, para relatar historias de amor casi postadolescente. Eso, desde la perspectiva de mis 55 años, me transporta al mundo de la ficción total….
(Isabel Pulido. Granada)
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