El libro me ha gustado mucho, pero ya que todo el mundo cuenta aquí sólo sus virtudes voy a dejar yo lo que considero su defecto: que todo es demasiado bonito, demasiado ideal, y por eso me termina resultando un poco almibarado; no sé, ceo que el que todo el mundo sea demasiado bueno lo hace un poco recargado, casi de la factoría Disney…. (…)
(“Copérnico”. Asturias)