Estoy de acuerdo con una comunicante de este blog que nos dice que todas las mujeres hemos sido a veces Raquel y a veces sus víctimas. Si un día pudiera tomar café con el protagonista le recomendaría que no se preocupara demasiado: no ha habido un solo gran personaje de la historia que no se haya ganado el desdén o la enemistad de alguien! En este caso, y en este Gran Teatro del Mundo de que nos hablaba Calderón [Tirso de Molina], le ha tocado ese papel a Raquel. Bueno…, hubiera podido ser cualquiera otra.
Yo tuve también mi Raquel. Se marchó sin un mínimo adiós, cuando más felices éramos. Durante años soñé cada día con el reencuentro, con lo que nuestro autor llama “quinta luna”. Y en efecto, volvió… varios años después. Me pidió perdón…, pero yo había sufrido ya tanto, tanto, tanto, que no me quedaban ya lágrimas (…).
(M.C. Madrid)