Su lectura me producido sensaciones muy curiosas. La primera y más simpática ha sido que en todo momento escuchaba tu voz narrándome los acontecimientos. Era extraño, pero no podía evitar verte y oírte. Era como si cada noche viajaras a casa, te sentaras a mi lado en el sofá, y me contaras los cuentos personalmente. (…)
Me lo he pasado genial leyéndolo. Es ameno, sencillo y directo en su textura. Agradable de leer. Muestras un mundo hipotético, pero que muchos quisiéramos que fuera absolutamente real.
(Antonio D.)